domingo, 24 de septiembre de 2017

Infomanía e Infoxicación

infomanía


La "infomanía", o ansiedad por estar informados, reduce nuestra capacidad de atención y acarrea pérdida de tiempo, aquí unos consejos para combatirla. Las noticias, los datos propios del trabajo, los mensajes en la bandeja de correo electrónico, las actualizaciones de Facebook y Twitter, los mensajes de texto en los celulares, entre otros contenidos, se aglomeran y saturan no solo los dispositivos electrónicos o sitios personales, también sobrecargan la capacidad de asimilar la información y, en algunos casos, provocan ansiedad por la pérdida de algún dato importante. Cuando esto sucede, las personas suelen dedicar mucho tiempo a estar conectados para actualizar su información en las Redes Sociales, revisar su correo electrónico o descargar contenidos multimedia; tratan de estar a la vanguardia y empiezan a depender de sus equipos electrónicos. Este abuso de la tecnología, afecta la salud y las relaciones personales. Esta relación con las tecnologías es cada vez más común. Son numerosas las peleas de los padres con sus hijos adolescentes, que no se despegan del ordenador o el celular, e incluso las disputas por constantes interrupciones que tienen las relaciones familiares o las vacaciones, por la ansiedad de algún miembro, que prefiere estar conectado y responder mensajes a compartir su tiempo.





Infoxicación

1. ¿Qué es la infoxicación? ¿Es lo mismo la infoxicación y el "overload information"? La infoxicación es el exceso de información. Es, pues, lo mismo que el information overload. Es estar siempre "on", recibir centenares de informaciones cada día,
a las que no puedes dedicar tiempo. Es no poder profundizar en nada, y saltar de una cosa a la otra. Es el "working interruptus". Es el resultado de un mundo en donde se prima la exhaustividad ("todo sobre") frente a la relevancia ("lo más importante").
 2. ¿Quiénes son más propensos a ser "infoxicados"? Los que pretenden que siguiendo todos los inputs que reciben estarán más informados. No es leer todo lo que está a tu alcance lo que te hace más informado, sino recibir información de calidad. Los que confunden cantidad de información con calidad son los más propensos a salir infoxicados. Estar todo el día conectados a decenas de fuentes confunde más que informa. La ansiedad por la información infoxica. 

 3. ¿Cuáles son los efectos de la entrada constante de información y cómo puede afectar el funcionamiento del ser humano? Demasiada información limita nuestra capacidad para comprender. Para procesar mucha información hay que saberla dominar. Sólo alguien que ha profundizado en una materia, que ha leído mucho sobre el tema, puede procesar rápidamente información: sabe lo que es cierto, lo que es probablemente cierto, y lo que es obviamente falso. Para procesar con rapidez información hay que tener mucho conocimiento previo sobre el tema. Esta es una de las paradojas de nuestra era: no tenemos tiempo de profundizar en nada, de ser un experto, lo que nos daría capacidad para manejar rápidamente mucha información; en lugar de ello, procesamos más y más información antes de convertirnos en expertos en algo. Devenimos “comepalabras” antes de que podamos saborearlas. Leemos demasiado y entendemos muy poco de lo que leemos. 

 4. ¿Cómo una persona puede identificar que está "infoxicado"? Cuando siente que no puede manejar toda la información que cree que debería manejar. O sea, cuando la información que le rodea en su día a día le angustia. Uno está infoxicado cuando no puede absorber más información, cuando todo lo que hace es remitir la información que recibe a otros, a sus amigos, a sus contactos en las redes sociales. Pero hay un síntoma incluso más claro: estás infoxicado cuando te resulta difícil leer un texto de forma pausada, palabra a palabra; cuando lees saltando palabras, porque te has acostumbrado a leer así en diagonal. Estás infoxicado cuando lees sin entender lo que lees.


CONCLUSIONES 

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sábado, 23 de septiembre de 2017

La Psicología Forense colabora y describe, pero no juzga

Cabe hacer una puntualización: la psicología forense puede ayudar a un juez a determinar ciertos factores psicológicos de las partes implicadas en un proceso judicial; puede explicar el comportamiento de una persona para hacer más comprensible que haya sido víctima o agresor en determinadas circunstancias. Esta información se ofrece al tribunal para que pueda ser capaz de tomar una decisión sopesada sobre los hechos.
Sin embargo, el psicólogo forense no está facultado para defender ni ejercer como fiscal de ninguna de las partes implicadas en un pleito judicial. Su función es descriptiva e informativa, y por tanto debe ser completamente neutral.
Los tribunales de justicia suelen formular preguntas muy concretas al psicólogo forense, siempre relativas al caso que se juzga y en torno a las distintas variables psicológicas que pueden haber influido en los hechos. La terminología con que se expresan los distintos actores judiciales es el propio del ámbito legal, y así también se espera que el psicólogo forense se ciña a un lenguaje unívoco y coherente con el contexto.
Dicho de otro modo, los distintos actores involucrados en el proceso judicial (juez, abogados, fiscales y jurado) necesitan conocer los efectos directos del estado psicológico de alguno de los implicados para determinar hasta qué punto son responsables de sus acciones. En este sentido, cabe aclarar que no tendría sentido alguno que el psicólogo forense realizara divagaciones sobre el estado psíquico de alguna de las partes juzgados más allá de la tarea que se le encomienda, que es aportar luz sobre las circunstancias psicológicas de las partes implicadas durante los hechos que están siendo juzgados, y por extensión del tratamiento que se deba prestar a alguna de las partes, si fuera necesario.

Psicología Forense


Ciencia dedicada a analizar las características de los procesos mentales y la forma en que estos influyen en el comportamiento recibe el nombre de Psicología Forense, por su parte, es un adjetivo que menciona lo vinculado al foro, en el sentido de un tribunal.


Así pues, la psicología forense es la rama de la psicología que estudia e interviene en los procesos judiciales con el fin de aportar datos y conocimientos que ayuden a resolver los casos. Los profesionales de la psicología forense son los psicólogos forenses, y su función es recopilar, estudiar e interpretar correctamente los distintos datos psicológicos que puedan aportar elementos importantes de cara a un juicio.




La psicología no puede juzgar, demandar o defender y el derecho no puede dar explicaciones a las motivaciones de la conducta. La psicología estudia la conducta iluminada por sus vivencias; el derecho tipifica una conducta estimada socialmente como delito. En psicología cuanto más inconsciente es la conducta, “más patológica será”, en derecho cuanto más inconsciente es la conducta, “más inimputable será”.

Respecto al concepto de enfermedad previa: en psicología se explica la patología como “series complementarias”, la combinación de factores previos con un factor desencadenante; en derecho lo necesario es saber cuánto de esa patología (Ej.: stress postraumático), fue “previo al hecho ventilado en autos y/o cuanto posterior”. Para la psicología daño moral y daño psicológico son conceptos similares; para el derecho no. Para el derecho es importante debatir si la función de una multa es compensar en alguna manera a la víctima o castigar el delito, mientras que en psicología éste es un tema menor.
La praxis de psicólogo forense será tema para otro artículo.